No más borreguitos obedientes. Salgamos de la zona cómoda.

Ayer, de vuelta a casa después de comprame un bikini, Juan y yo estuvimos comentando como nos comportamos todos como borregos.

Cuando terminamos la enseñanza obligatoria, algunos decidimos estudiar una carrera, otros estudiar una profesión y otros directamente se ponen a trabajar. Esas son las opciones que nos plantean a corta edad, y como borreguitos obedientes optamos por una.

Muy pocos se paran a pensar y tomar un camino poco conocido. Algunos no salen victoriosos pero otros si, y tienen la visión que al convertirla en realidad les da la libertad que todos deseamos pero que no nos hemos planteado como obtenerla. Sólo seguimos a las masas.

No abrimos el camino correcto, que aunque costoso, porque no es conocido, a la larga nos daría más felicidad que el que tomamos.

He encontrado este cuento de los de moraleja que me gustan a mi. Tiene mucho que ver con hacer las cosas siguiendo el camino fácil que no siempre es el mejor.

CÓMO SE ABRIÓ EL SENDERO

Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Siendo animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.

Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, líder de un rebaño, que, viendo el espacio ya abierto, hizo a sus compañeros seguir por allí.

Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha, a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.

Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.

Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, posteriormente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible.

Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse nunca si aquélla es la mejor elección.

(Autor: Paulo Coelho. Publicado en “El Semanal”, nº 729.)

¿Por que no nos abrimos un nuevo camino? Es costoso iniciarlo, hay que quitar mucha maleza y atravesarlo muchas veces.

Si analizo lo que hago todos los días (antes de estar en el ERE, claro), levantarme, llevar a mis hijos al colegio, ir a trabajar, luego al gimnasio, comer, de nuevo al trabajo, recojo a los niños, cenar, dormir, y de nuevo el ciclo. ¿No es esto muy costoso? Es cómodo desde luego, ya he aprendido el camino, pero al acabar he tenido pocos momentos de disfrutar de mi tiempo.

Yo quiero abrir una nueva senda. Tengo las herramientas y ya he empezado a quitar la maleza.

¿Y tú, que prefieres la comodidad de lo conocido aunque sea muy tortuoso, o iniciar un camino alternativo?

8 comentarios

  1. Hola Inma, muy inspirador. Nos quedamos en la zona comoda como tú dices y no pensamos si hay una opción diferente.

    Buen post, me ha hecho pesar.

  2. Muy muy bueno.

  3. Es más cómodo seguir el camino de los borregos, no tienes que pensar, actúas conforme se espera y de esta forma evitas equivocarte.
    El problema es que se pierde la oportunidad de tener una vida mejor.

    Buena reflexión.

  4. Hace algún tiempo leí un cuento parecido, debe ser una versión de la misma historia.
    En aquella ocasión me hizo pensar en como vivía yo mi vida, es bueno que te lo recuerden de vez en cuando.

    Gracias por hacerme reflexionar.

  5. Gracias a todos por vuestros comentarios.

    Me siento eufórica, acabamos de ganar el mundial.
    Sé que no tiene nada que ver con el artículo, pero estoy muy muy contenta.

    Un saludo.

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