Hoy mi hijo no se podía dormir y me ha llamado cuando llevaba un rato ya acostado.
Me ha recordado cuando yo era niña y me asustaba por la oscuridad. Me he dado cuenta que yo también hacia lo mismo, llamaba a mi madre para que se quedara conmigo hasta que me durmiera.
El miedo no es algo fácil de superar. Incluso ahora que ya soy adulta hay momentos en los que no me hace ninguna gracia estar sola por la noche.
Sé que los miedos que tengo son irracionales. Me da por pensar en monstruos y seres irreales.
El problema es que al entrar en ese círculo de pensamientos se hace bastante complicado sacarlos de la cabeza.
Siempre me han dicho que hay que tener miedo de las personas reales que son las que me pueden hacer daño, el resto está en mi imaginación y sólo yo soy la que les dejo entrar.
Entiendo perfectamente que mi hijo se asuste, sé lo que se siente, y comprendo que se tape con la manta hasta la cabeza. Yo hacia y alguna vez sigo haciendo lo mismo.
Así que me he tumbado con él un ratito. Y de repente he pensado que no había otro sitio en el que quisiera estar en ese momento más que con mi hijo. He disfrutado de ese instante. Me sentía muy a gusto, estaba mirando su carita y daba gracias por la gran suerte que tengo de tener un hijo tan maravilloso. .
Entonces me ha preguntado como conseguía dormirme.
Lo que hago es dejar mi cuerpo en una posición cómoda, pienso en todo lo bueno que tengo en mi vida y doy gracias por ello.
Ocupar mi cabeza con las cosas bonitas, me hacen sentirme feliz, y de esta forma me duermo muy tranquilamente.
La forma de quitarte de la cabeza los miedos, los problemas y cualquier preocupación es pensar en lo que quieres, en lo que produce alegría y felicidad. Controla tus pensamientos negativos y genera pensamientos positivos, es la mejor medicina.
¡Sonríe a la vida y la vida te sonreirá!
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