En estos últimos años las deudas forman parte de nuestro día a día, en el que tan en auge están las entidades de microcréditos y los préstamos rápidos y dónde vemos como algunas familias se endeudan por motivos tan dispares como comprar el vestido de comunión de su hija o la compra de una televisión de plasma.
Estamos en la era del consumismo y usamos las deudas para adquirir productos y servicios impulsivamente y a corto plazo. Muchas personas solicitan créditos para tener un placer momentáneo y pasajero, gastando más de lo que tienen.
No obstante, a veces la deuda no es tan mala como parece y es, incluso, preferible a tener que desembolsar una cantidad en efectivo. Es lo que se conoce como la deuda “buena”. ¿Qué es? Y ¿en que consiste?.
¿Qué encontrarás aquí?
Deuda “buena”
No nos confundamos. La deuda “buena”, sigue siendo una deuda, con la particularidad de que, en ocasiones, esa deuda puede agregar mucho valor a nuestra vida.
Por ejemplo, endeudarse por la compra de una vivienda es preferible ya que los más probable es que el inmueble aumente su valor con el paso del tiempo, es decir, en el futuro valdrá más dinero que en el momento de su compra. Según Robert Kiyosaki, un prestigioso empresario y escritor – Padre Rico Padre Pobre- , “la deuda buena es la deuda que te hace más rico”, como un préstamo para una propiedad de inversión o para la compra de equipos para su negocio que le hará un retorno próximo. Este es el tipo de deuda que se utiliza para comprar activos”.
Para que podamos entenderlo mejor, pongamos otro ejemplo: el pago de unos estudios. Se supone -y digo se supone porque últimamente ya sabemos cual es la situación del país- que unos estudios te sirven para adquirir unos conocimientos que más adelante te ayudarán a encontrar un trabajo y ganar dinero suficiente para solventar la deuda y mejorar nuestra calidad de vida. Es una inversión. Un caso parecido puede ser el de adquirir una deuda para montar un negocio. Por supuesto, con esto estás asumiendo un riesgo, con lo que si sale mal, el concepto de deuda “buena”, obviamente no sería aplicable. Pero sí en el caso contrario, en el que los beneficios que genere el negocio sean suficientes para poder pagar el crédito y obtener una buena rentabilidad.
En resumen, una deuda buena tiene que ver con el valor a largo plazo.
Deuda “mala”
Es aquella deuda que se contrae para satisfacer una necesidad que no es de vital importancia y que, además no nos podemos permitir. Algunas, incluso, aumentan con el paso del tiempo, debido a los intereses. Es lo que se conoce como el efecto “bola de nieve”: la deuda inicial aumenta al sumarle los intereses que no se pueden absorber con el crecimiento económico. Deudas que no generan inversión y en muchos casos con una TAE elevadísimo.
La mayoría de las personas utilizan el crédito para adquirir bienes que pierden valor y que, además, nos generan más gastos.
La compra de un bien que no necesitamos y no nos podemos permitir, como una televisión o una cámara réflex, o productos o servicios cuyos plazos de amortización sean superiores a la duración del producto financiado, como un viaje pagado con tarjeta de crédito, son algunos de los ejemplos de este tipo de deuda.
Ángela Chicano – Bancomparador.com
Muy interesante porque La opción de valorar las deudas entre buenas y malas es muy aconsejable para aquellas familiar con alto nivel de endeudamiento y que desean proteger su patrimonio , la forma ideal de , reunificar deudas es realizarlo con profesionales que puedan ayudarte que estudiar tus plazos factibles de amortización. Gran aporte, gracias