Esta noche mi hijo me ha recordado una situación que pasó hace dos veranos.
Llegué una tarde a casa después de trabajar. Me encontraba muy desanimada, las cosas no iban bien y me sentía incapaz de seguir, pensaba que si no cambiaba algo podrían despedirme.
Mi hijo me vio llorando y escuchó como le decía a mi marido, pero es que me van a despedir.
Al día siguiente, tardé un poco más en ir a comer a casa de mis suegros donde estaban mis hijos porque tuve una reunión que se alargó.
Cuando mi suegra comentó, que raro que Inma tarde tanto. Mi hijo dijo, es que estará buscando trabajo porque la han despedido.
En fin, los niños captan muchas más cosas de las que nos imaginamos.
Todo esto ¿por que lo digo?. Pues porque las cosas han cambiado mucho. Este verano mi preocupación ya no ha sido el trabajo, ni si me despiden o no en noviembre cuando acabe el ERE temporal en el que estoy.
He pasado un verano estupendo, disfrutando de mis hijos y con ideas renovadas sobre nuestro futuro. Me siento más feliz y liberada.
Antes temía perder mi trabajo porque no creía que hubiera otra forma para tener ingresos. No me podía permitir perder mi empleo. Ahora aunque lo sigo necesitando porque de momento no he conseguido los ingresos pasivos necesarios para cubrir mis gastos, tengo una nueva perspectiva, digamos que he cambiado la lente con la que veía el mundo.
Estos meses de parón me han hecho mucho bien. Pase lo que pase en noviembre será bueno, porque yo ya he cambiado. De momento:
1. Me estoy ocupando de las finanzas.
-
Controlo los gastos que tenemos.
Soy exigente en lo que me cobran, sobre todo las cuotas del banco. ¿Por que narices ahora deciden cobrarme todos los meses 0,34 € de gastos de correo en la hipoteca? Todavía no lo sé pero la semana que viene lo averiguaré.
O el mantenimiento de la tarjeta de crédito 78 € al año. ¡Menudo sablazo!
Antes dejaba pasar situaciones similares, pero ahora ni hablar, el dinero cuesta mucho de llegar, como para que se lo lleven otros.
2. Estoy poniendo mi dinero a trabajar.
-
Ahora sólo es un becario y gana muy poco, digamos que está en prácticas, como cuando yo acabé la facultad y recibía un sueldo simbólico de 10.000 pesetas al mes (unos 60 € de ahora). Conforme adquiera conocimiento en finanzas, conseguiré que el sueldo de mi dinero sea más alto.
3. Ha cambiado mi actitud respecto a mi deuda, la hipoteca.
-
Antes ni la veía, cargaban la cuota en la cuenta y miraba cuanto subía el euribor lamentándome de tener unas cuotas tan elevadas, pero ahí terminaba.
Ahora, como ya he dicho en artículos anteriores, mi objetivo es deshacerme de ella cuanto antes, quiero reducir las cuotas mensuales y para ello tengo que hacer amortizaciones parciales. Además también hemos pensado mirar si nos interesa cambiar la hipoteca a otro banco.
4. He adquirido un hábito importantísimo, pagarme a mi mismo primero.
-
No espero a guardar lo que sobre después de gastos. Ahora separo el dinero que me he fijado cuando ingresan la nómina, para que gane su sueldo de becario, con los tres destinos que hemos decidido, ahorro (emergencias), inversión y regalos (oportunidades).
5. Disfruto más del momento con mis hijos, con mi marido.
-
He aprendido a ser consciente de lo que mis pensamientos me hacen sentir y sustituyo los que me hacen sentir mal por pensamientos positivos. Creo que ver la vida con la lente optimista me está trayendo cosas mejores a mi vida.
Todo esto que ha cambiado en mi, no es complicado, y está al alcance de todos. No requiere hacer ningún master o curso avanzado, la clave está en ocuparse en lugar de preocuparse.