Alcanzar el objetivo que me he propuesto, o alcanzar cualquier objetivo requiere varios pasos.
Primero el deseo, la voluntad de alcanzar la meta.
Segundo el conocimiento, saber como hacerlo. Para el objetivo que me he fijado, requiero tener educación financiera, saber donde me meto y estar preparada.
Tercero confianza en uno mismo. Tener la fortaleza de seguir adelante incluso cuando surjan problemas.
La guinda de todo esto la pone el optimismo. Si mi actitud es derrotista, por mucho que desee algo, que estudie y averigüe como hacerlo, y que me vea con las aptitudes necesarias, no seré capaz porque mi predisposición será a ver las cosas por el lado malo.
Es más, si soy pesimista seguramente no veré las oportunidades que se presenten delante de mis narices.
Una actitud positiva es la clave para tener una vida más plena y feliz y te facilita enormemente alcanzar tus metas.
La decisión de vivir la vida de forma optimista o pesimista es de cada uno. Es cierto que estamos algo condicionados por nuestro entorno, pero al final yo elijo como quiero vivir cada circunstancia de mi vida.
Esta mañana mi hija estaba enfadada porque quería ver los dibujos y lo que estábamos viendo en la tele era “ El encantador de perros” (programa sobre como educar a perros y personas).
Estaba muy disgustada y le he dicho que la decisión de estar así era toda suya, su enfado no iba a cambiar la situación, lo único que provocaba era que se sintiera peor y que si trataba de cambiar su actitud se daría cuenta que podía disfrutar de lo que estábamos viendo porque a ella también le gusta ese programa.
Me gustaría poder decir que esta argumentación ha dado su fruto, que mi hija ha cambiado de actitud, pero no ha sido así.
Esto no es como una barita mágica que lo arregla todo con un sólo golpecito, requiere constancia y sobre todo dar ejemplo con mi forma de hacer y decir las cosas.
Mi intención es que poco a poco, con ejemplos, mis hijos se den cuenta que ver el lado bueno de las situaciones te aporta más felicidad y consigues más cosas que con una actitud negativa.
Además controlo diariamente mi actitud hacia ellos para intentar valorar todo lo bueno que hacen, alabarlo, para que esto les incite a seguir haciendo las cosas bien. Me he dado cuenta que consigo mejores resultados de esta forma que cuando les insistía en lo que hacían mal. Es un claro ejemplo de la ley de la atracción, atraigo lo que quiero y pienso continuamente, así que mejor que eso sea lo bueno y no lo malo.
Controlar tus emociones te conduce al optimismo y este es una vacuna ideal contra la depresión, de la que oímos hablar muy a menudo. Además te hace sentirte mejor física y mentalmente. Es como el red bull, “Te da alas”.
En fin, como ya dije, el optimismo aporta felicidad, éxito, riqueza, y lo mejor es que está en tus manos obtenerlo.
¡Sonríe a la vida y la vida te sonreirá!